CUENTOS DE TERROR
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EL JARDÍN EMBRUJADO
Había una vez un jardín muy lindo con un montón de personas, esto pasó en 1586, ya murieron todas las personas que había.
En al año 1603 fue una familia muy feliz y alquiló una casa que estaba a un metro del jardín.
Fueron a visitar el jardín de noche y aparecieron todos los fantasmas. Gritaron.
Dijeron los muertos:
-¡Hola! ¿Quiénes son?
-Somos la familia Baxterson. ¿Y ustedes?
-Somos muertos...¿No se dieron cuenta?
-¡Ah! Cierto.
La hija más chiquita le dijo:
-¿Quieren ser mis amigos?
-Sí, claro, muchas gracias.
Y el hermano más grande le dice:
-A este jardín lo podemos llamar el...jardín embrujado.
Sol
LA MANSIÓN CON ESPÍRITUS
A la salida del colegio Francisco y Mauro se encontraban hablando sobre la vieja mansión situada en la cima de la colina:
-Dicen que está llena de espíritus-dijo Francisco.
-Son puras mentiras. Y puedo demostrárselos, voy a ir a la mansión y te voy a probar que no hay ningún fantasma.
En ese mismo día Mauro, a la noche, se dirigió hacia la mansión. Al ingresar a la casa sintió un extraño presentimiento. Cuando fue hacia el baño vio en la bañadera un chico muerto y pálido, hundido en un montón de sangre. Mauro al ver esto salió corriendo pero justo en ese momento se topó con una gran puerta. Dentro había todo tipo de elementos de tortura.
Mauro impresionado y de espaldas se dirigió hacia la puerta.
Detrás de él había un hombre vestido de negro y con capucha. Se escucharon gritos toda la noche (afirmaron los testigos).
Al día siguiente los policías entraron a la mansión y encontraron tirados en el cuarto de los elementos de tortura a Mauro muerto con marcas y heridas. En la siguiente habitación encontraron más niños muertos y después de varios años de investigación encontraron a un hombre mayor de edad.
-Yo no fui, fueron los espíritus...yo no fui- decía descontrolado...
Magalí
LOS MUERTOS VIVOS
Había una vez un chico que era pobre y se llamaba Juancho. Un día Juancho fue al cementerio y de repente salieron de la tumba unos muertos vivientes.
Juancho empezó a correr del susto, pero los muertos lo alcanzaron y le abrieron la cabeza sacándole el cerebro.
Gritó y se escuchó en todo el pueblo, vinieron a ver que había pasado pero cuando todos llegaron ya estaba muerto.
Los muertos vivos fueron infelices para siempre.
Francisco