ANASTASIA
Érase una vez una princesa cuyo nombre era Anastasia. Su problema era que no podía hablar y expresarse ya que tenía un embrujo.
La solución era que encontrara a su verdadero amor. Parecía fácil pero había una bruja que no dejaba entrar a nadie.
Cada caballero que venía para ayudar a la princesa moría o lo embrujaba.
Hasta que un día vino un campesino para salvarla, trató de entrar cuando la bruja estaba pero fue imposible porque la bruja tenía espías por todas partes.
Se encontró con la bruja, pelearon y pelearon hasta que el campesino fue y la tiró por la ventana a la bruja.
El campesino fue y la rescató a la princesa.
Ella agradecida le pidió matrimonio y vivieron felices por siempre.
Julia
EL CASTILLO ENCANTADO
Érase una vez un castillo encantado con oro y había un dragón en la puerta.
Un caballero se preguntó como se podía pasar el dragón sin morir.
El caballero les preguntó a los habitantes de la aldea y no sabían nada.
Después de horas de caminar se encontró un pastor que sabía como vencerlo.
Le dijo como le ganaría al dragón: le ganaría si le diera de comer carne de vaca pero sin que se diera cuenta que tenía paralizador para que lo deje dormido.
El caballero lo hizo, se lo dio al dragón y se durmió. Fue al castillo pero no podía entrar.
Encontró un cartel que decía: “Debes sacarle un pedazo de escama al dragón. Lo hizo y se fue. Se llevó dinero que encontró.
Le dio la mitad al pastor porque le dijo como distraer al dragón.
Jonathan
PALADÍN
Había una vez en una ciudad un dragón que en vez de tirar fuego tiraba agua. El dragón hacía un tsunami e inundaba la ciudad.
Muchos caballeros intentaron matar al dragón pero todos morían.
El mejor caballero del rey casi lo logra pero este le pegó una patada y cayó a un pinche.
Un hechicero casi lo mata pero lo encerró.
Un valiente paladín al ver al dragón encerrado le avisó al rey. El rey le dijo:
-Mata al dragón, si lo matas te recompensaré con 100.000.000 monedas de oro, pero si no lo matas te cortaré los dos brazos y la cabeza. Tráela en tres meses.
El paladín le respondió:
-No hay problema., aumentemos la apuesta. Usted me paga con monedas de oro y me caso con su hija, pero si no lo mato me corta los brazos y me tira a los tiburones.
El rey aceptó y el paladín salió a buscar al dragón. Cuando llegó a la jaula el dragón ya no estaba, el paladín sacó su espada. El dragón estaba en un bosque custodiado por monstruos.
El paladín se puso la armadura, el casco, se colocó el escudo y sacó su espada.
Cuando entró Zak, el paladín, se encontró con monstruos y los empezó a matar: al primero le cortó la cabeza y a los otros les clavó su espada en el corazón.
Ya caía la noche y Zak armó una fogata.
A la mañana Zak salió a buscar al dragón, se encontró con un mensaje en el árbol y un hombre tirado, muerto, el mensaje decía: “El hombre es señal de que morirás, te matará el dragón”.
Zak vio caminando al dragón.
Zak sacó la ballesta y le pegó un flechazo en la pierna pero el dragón atacó con una ola de agua y Zak salió volando. El paladín saltó y cayó en el cuello del dragón, el dragón se sacudió pero Zak le cortó la cabeza.
El paladín llevó al dragón a la ciudad. El rey rompió su promesa, le cortó los brazos y lo tiró a los tiburones.
Zak murió pero un espíritu lo trajo a la vida, mató al rey y se casó con la princesa.
Y vivieron felices por siempre.
Guido